Dan Flavin
En su carrera a lo largo de la historia del hombre la luz, como concepto, se ha visto asociada a la virtud, la ciencia, la sabiduría, la vida, la claridad mental y espiritual. El acto de ‘entregar luz’ (“dar a luz”, “sacar a la luz”, encender, iluminar), supone cierta consideración, valoración, estima del objeto en cuestión, a partir de la historia misma del término.
A principios de los años 60 Dan Flavin descubre la luz de otra manera para el arte. Comienza a realizar instalaciones con tubos fluorescentes comunes, modificando espacios arquitectónicos con los más disímiles diseños de colores y disposiciones, y creando atmósferas de inmaterialidad. En su minimalismo visual, las piezas incitaban a la contemplación y reflexión sobre la luz como experiencia puramente estética, sin otra conexión o asociación conceptual aparente. Sin embargo, a través de los títulos el artista americano (no sin cierto grado de ironía en ocasiones) dedicaba casi siempre sus “luces” a alguna persona o las asociaba a un hecho o cosa.
James Turrell
Robert Irwin
Paul Friedlander
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